jueves, 30 de abril de 2009

Mi pelea contigo


Así me vi una vez al espejo. Lo toqué, y mis lágrimas rodaban sin cesar al darme cuenta que no estaba roto, mi alma era la que se había hecho pedazos.

Hace años me peleé contigo, después de que bajé 35 kilos a punta de pastillas y volví a engordar me enojé con mi cuerpo y de paso contigo.

Llegué al grado de romper el enorme espejo de un viejo tocador, no soportaba mi imagen. Lo hice una tarde que estaba sola, lloré y estuve a punto de cometer una locura con los vidrios. En eso llegó mi padre y le dije que había querido cambiarlo de lugar y sin querer lo quebré, él solidario como siempre levantó cada parte del espejo y los depositó en la basura... ese día no sólo tiró el vidrio... se fue con él mi imagen.

Pero había otro espejo grande en mi recámara y yo no soportaba verme en él. Me sentaba lejos, evitaba verlo. Había otros dos en un armario y también los ignoraba, no a ellos... a mí misma. Era tan doloroso verme.

Cuando me casé tuve un tiempo el espejo en el peinador, pero luego con el pretexto de que el Feng shui decía que "no debía haber espejos en la habitación", me deshice de él también. Lo paré detrás de un librero, volteado a la pared, castigado por cometer la osadía de restregarme en la cara en lo que me había convertido.

Y así pasaron los años, sin verme. En la vitrina de la sala había otro enorme espejo pero no volteaba a verlo jamás.

Sólo veía mi reflejo en un espejo pequeñito para maquillarme. Por eso me perdí.

Perdí la consciencia de cómo me estaba poniendo, la única que me lo reportaba era la cantidad de ropa que estaba dejando porque ya no entraba en ella, pero también la ignoré y seguí... y seguí.

También me peleé con las cámaras fotográficas, evitaba totalmente tomarme una foto, solo cuando era extremandamente necesario, para la licencia de conducir, la credencial de elector o algo así... pero siempre era la misma desilusión con el resultado.

Cuando había fiestas con el pretexto de yo tomar la foto o el video no aparecía por ninguna parte... al no verme yo creía que no me veía nadie.

Fue una estupidez... lo se. Ahora lo se.

En enero inicié este camino de reconciliarme conmigo misma, y cuando se cumplió un mes y me dijeron que bajé 10 kilos no podía creerlo.

Fue entonces que recordé que en una pared de mi casa había un espejo fijo. Pasaba diario junto a él pero no volteaba a verlo. Porque si lo hacía me deprimía por días, no soportaba mi reflejo.

Entonces una mañana que estaba lista para ir a trabajar me detuve junto a él. Así de perfil pero sin voltear a verlo. Mi esposo se estaba bañando, no había nadie a mi alrededor. Así que respiré hondo y por primera vez en mucho tiempo... decidí verte.

Primero de reojo... con miedo, luego poco a poco vi mi reflejo, desde los pies. Subí mi vista poco a poco y sentí que se me paró la respiración al ver que efectivamente mi abdomen se veía poco menos abultado que la última vez.

Pero cuando llegué a mi cara... quedé sin aliento. La última vez tenía la cara hinchada, hasta deforme. Ahora vi que empezaba a asomarse de nuevo mi cuello y hasta se me habían quitado unas manchas que habían empezado a formarse.

Los cachetotes habían disminuido notablemente... entonces lloré.

Ahí nació de nuevo la esperanza de que sí era posible el cambio. Que esta vez sí lo iba a lograr... lloré y lloré. Cuando mi esposo salió del baño yo ya tenía el maquillaje todo corrido de llorar, no se si comprendió lo que estaba sintiendo, no me hizo ningún comentario... sólo me abrazó y me dijo... "acéptalo, te estas poniendo muy bonita"... eso me hizo amarlo más a él y empezar a amarme a mí misma.

Dos noches después, me tomé una fotografía y de nuevo me sorprendió mi imagen.

Y por primera vez en 10 años, me gustó como salí en una foto... y desde ahí no he parado, no se que sucede pero constantemente me tomo fotos a mi misma... me reconcilié con la cámara y también contigo... mi espejo.

Ahora ya no te tengo miedo, empieza a gustarme lo que veo y tengo ganas de seguir sorprendiéndote y sorprendiéndome a mí misma.

Hoy veo que mi espejo no esta roto... y mi alma ya tampoco está hecha pedazos.

Gracias por leerme.

Ana Paty

anapaty74@hotmail.com

2 comentarios:

  1. Qué cierto lo que dices, yo por suerte no alcanzo a temerle al espejo, pero si a las sillas, y claro a la pesa...ni hablar. Cuando veo una pesa, especialmente en las farmacias, paso justo por el lado contrario, le temo, me da verguenza, no es broma para mí.Pronto amiga, muy pronto recobraremos lo más sagrado que Dios nos dió, el derecho a lavida, y dejaremos de sobrevivir humilladas por nosotras mismas. Gracias a Dios tenemos la suerte que nuestros maridos nos hacen sentir amadas, yo siempre le digo ¨la suerte de la fea, la bonita la desea¨ y él se enoja y me dice que no soy fea. Pero cuando has visto una gorda linda?

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  2. Hay como te entiendo Patty, q lindo lo q escribiste, Realmente me dieron ganas de realizarme la operación, Yp tengo todo listo, lo unico q me falta es el pase operatorio del Psiquiatra, me da miedo que e lo niegue por tomar un medicamento antidepresivo para la ansiedad, y por otra parte tbn me da miedo ya qwue me han dicho muchas cosas q ocurren desp de la operación, como que te atoras y vomitas mucho etc etc.
    Yo creo que tu vas a triunfar con tu operación, se nota que tienes una grán motivación, eso es lo que hace mas exitoso el bay pass q la operación en sí, las ganas del paciente de mejorar.


    Bueno Suerte y Bendiciones!

    María José

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