domingo, 31 de mayo de 2009

Volver a caminar


Hace unos 8 años tuve una caída, me caí en la regadera mientras me bañaba. Para cualquier persona este puede ser un accidente común pero a mí ese accidente me cambió la vida.
Luego de ello empezé a resentir dolor en la cintura y espalda baja. Me dijeron en aquel tiempo que por el golpe se me movieron de lugar dos vértebras, la quinta y sexta y conforme pasó el tiempo y fui subiendo de peso se me desarrollaron un par de hernias de disco con las que vivo y sufro desde hace 5 años.
Un día salí de casa de mi madre, iba a una consulta ordinaria al IMSS cuando al bajar un pequeño escalón sentí una especie de tirón en mi espalda, solo me detuve unos segundos y luego seguí caminando.
Subí a mi coche y me fui a mi consulta por otra situación, llegué allá y se juntó la mala suerte pues en la clínica el elevador estaba descompuesto, así que tuve que subir con mis entonces 145 kilos por las escaleras hasta llegar al tercer piso.
Cuando llegué arriba ya el dolor de mi espalda empezaba a tornarse bastante agudo.
Entré a mi consulta y al salir de ahí terminé desmayada en la escalera, ahí en un descanso, el dolor pudo más que yo.
Desperté minutos después desperté en el área de Urgencias, yo iba sola y no sabía que pasaba, no tengo idea de como y cuántas personas me cargaron para llegar ahí.
Lo terrible fue cuando me quise poner de pie... fue imposible... no sentía las piernas.
Tenía un dolor espantoso en mi cintura y cuando me tocaban las piernas y los dedos de los pies no los sentía, me pincharon con agujas y nada, no había sensibilidad.
Yo solo sentía una especie de choque eléctrico que me entraba por el dedo mayor del pie izquierdo y me salía como "chicotazo" por la espalda.
Era un dolor del nervio ciático según me explicaron, se inflamaron los cartílagos que se supone sirven como amortiguadores entre las vértebras y al hacerlo empezaron a rozar los nervios ciáticos y ahí fue donde surgió el dolor más fuerte que he pasado en mi vida.
Tanto el accidente inicial, como las hernias fueron provocadas por mi obesidad.
Es terrible reconocerlo pero es una verdadera pesadilla vivirlo.
Ese día que yo iba solo a una consulta se convirtió en cinco semanas de cama, primero hospitalizada y luego en casa, cuidada por mi familia.
Me sentía tan mal, era una pesadilla no poder caminar, que me tuvieran que bañar en la cama, dormir en cama super dura.
Esos fueron unos de los días más tristes de mi vida, más angustiantes.
Me rondaba una y otra vez por la cabeza la idea de que me había quedado paralítica y no me lo querían decir.
La realidad era esa, yo no podía ponerme de pie porque no sentía las piernas y solo sedada se me quitaba el terrible dolor.
Una noche me soñé en silla de ruedas y desperté llorando histérica y juré que no iba a quedarme así.
Al día siguiente inicié con terapias y pasado el tiempo pude poco a poco ponerme de pie y volver a caminar.
Me prohibieron varias cosas de por vida, al menos mientras tenga las hernias en la espalda... cosas como barrer, trapear, estar mucho tiempo de pie... subir escaleras.
Se supone que eso es lo que tengo prohibido.
Cuando me ocurrió todo esto yo no estaba trabajando, me acababan de despedir de una empresa y ésto aunado a mi problema de salud me creó una gran depresión.
Pasé casi 4 meses tratando de salir adelante, cuando me sentí mejor vi un anuncio de empleo de un trabajo y salí a buscarlo.
No le dije a nadie, aproveché que estaba sola, tomé mi coche y salí de la casa luego de meses sin sentir ni el sol.
Fui al lugar con mi solicitud en mano... iba completamente decidida.
Llegué, abrí la puerta, hablé con la recepcionista y me dijo... "Sí, aquí es... suba por favor al tercer piso".
¡Casi me voy de espaldas cuando me señaló la escalera!
Sentí muchas ganas de llorar y me alejé un poco, estuve ahí varios minutos, necesitaba mucho el empleo, demostrarme a mi mísma que podía rehacer mi vida y decidí intentarlo.
Subí el primer escalón y casi oía a gritos la voz del doctor... "tienes prohibido subir escaleras"... segundo escalón... oí la voz de mamá diciéndome... "te vas a lastimar"...
Para cuando acordé ya había llegado al primer piso, sí... había dolor.
Pero decidí seguir... no podía vencerme tan rápido.
Descansé un momento y llegué al segundo y finalmente al tercero.
Para entonces el dolor empezaba a agudizarse y sudé frio. Obviamente mi respiración estaba muy agitada y no pude evitar que se me salieran las lágrimas.
Quise en ese momento bajar y largarme a casa. Me sentí derrotada.
Pero en eso salió una joven que preguntó sobre mi y le di mi solicitud.
Ella me preguntó si me sentía mal y me ofreció una silla. Yo la acepté muy agradecida.
Me dio mucha verguenza que me viera en esas condiciones... me sentí tan vulnerable.
A grandes rasgos le expliqué que me pasaba y ella revisó mi solicitud y me dijo...
eres buena candidata pero piénsalo bien, porque aquí tendrás que subir diario estos pisos, no hay elevador.
Después de la entrevista bajé igual con mucha dificultad y me fui a mi carro y ahí en el estacionamiento lloré, lloré y lloré.
Me sentía tan inutil... tan deprimida, tan inservible.
Finalmente me fui a casa. Tres días después me habló aquella joven y me dijo... ya revisamos tu solicitud y eres la persona más calificada para el puesto, pero qué pensaste sobre las escaleras... ¿crees que puedas trabajar así?
Yo le pedí que me dejara intentarlo. Tomé el empleo y las primeras semanas fue aterrador, llegar cada mañana y enfrentar el reto de subir. Me tardaba casi media hora en subir, tenía que llegar con mucha anticipación.
Tenía que usar una horrible, incómoda y calurosa faja llena de varillas.
Subir la escalera era una tortura... pero permanecer sentada o salir a la calle y caminar era un verdadero martirio.
Sin embargo no me vencí. Mi familia no sabía que había escaleras. Creían que tenía un trabajo como telefonista, sin riesgos.
El día que supieron me regañaron... pero ya había pasado un mes y cada día me tardaba menos en la escalera.
Hoy día aún tengo mis hernias, aún sufro al subir una escalera.
Pero estoy convencida de que si en aquella ocasión yo me hubiera dejado vencer sin intentarlo, hoy día tal vez ni siquiera caminaría.
Aquella vez con mucho dolor y miedo... decidí dar un paso, luego otro y así hasta que un día volví la vista y vi mis huellas... comprobé que sí podría caminar a pesar de todo.
Luego de esa lesión la inactividad y falta de ejercicio por las mismas limitantes me hicieron llegar a pesar 175 kilos...
Hoy día peso ya 156 y estoy dando otro nuevo paso en mi vida, con dolor y miedo cada vez me acerco más a la fecha de mi cirugía.
Se que no será fácil.. pero se que también un día volveré la vista atrás y sabré que a pesar del dolor... valió la pena.

anapaty74@hotmail.com

domingo, 24 de mayo de 2009

¿A qué le temes?


Desde el primer día que me plantearon la posibilidad de realizarme un by pass gástrico... como todo el mundo sentí miedo.

Mi primer temor fue a no poder con toda la vorágine de cambios que vienen en mi vida, tuve miedo de tener una voluntad debil.

Una vez que empecé a informarme de todo el proceso temblé cuando me dijeron que sería anestesia general y que como en toda cirugía existe un margen de riesgo de morir.

Sin embargo he analizado mucho mis miedos y la única manera de superarlos es enfrentarlos, en mi caso lo he hecho con información, preguntando, consultando, analizando todo lo que me dicen y platicando con personas que ya pasaron por todo este procedimiento.

Hoy día puedo decir que sí, aún tengo miedo... porsupuesto que me da miedo morir... pero me da más miedo seguir viviendo con obesidad, con una enfermedad que no me deja avanzar, que no me permite elevar mi nivel como persona, como profesionista.

No quiero vivir más así, prefiero morir en el intento.

Mi familia es quien tiene más miedo que yo, tienen miedo que no vuelva a abrir los ojos, que algo salga mal, sí yo también lo tengo pero tengo que sacar valor de lo más profundo de mi corazón para enfrentar esta situación, este método tan drástico.

Sí, va a doler... es una herida grande y profunda la que me harán. Van a mover y cortar mis entrañas y porsupuesto que dolerá... soy un ser humano, estoy viva... no soy de hule!!!

Pero si para liberar mi vida tengo que enfrentar este dolor físico, lo haré.

Estoy convencida de que el dolor físico será pasajero y puede controlarse con medicamentos... el dolor del alma no se cura con nada.

Durante un mes estaré en casa, me daré la libertad de dejarme cuidar por los míos, me dejaré amar y mimar, pondré todo de mi parte para salir adelante pronto.

Dedidar un mes de mi vida para recuperarme no es nada comparado con los 20 años que tengo sufriendo por esta enfermedad.

Hoy día tengo 34 años de edad y mi único miedo es quedarme obesa y no poder tener el hijo que tanto anhelo, quedarme encerrada en mi casa sin conocer el mundo, sin tomar el viaje de mis sueños porque no puedo caminar, sin ir a visitar a mi mejor amiga porque me puedo infartar en el avión...

Mi único miedo ya esta vencido, era el miedo a una voluntad debil... y ese me he demostrado a mí misma que ya lo he superado, aprendí a decir No, a decir... hasta aquí.

Un día dentro de unos años sabré que todo esto habrá valido la pena, hay mucha gente que por miedo a la cirugía, a la anestesia, al dolor físico, por el orgullo de no dejarse cuidar por otros prefiere no operarse, prefiere seguir adelante atrapado en ese apretado y pesado traje en que se convirtió su cuerpo.

La obesidad es una enfermedad. No hay opción, la única forma de enfrentarla es a través del apoyo médico y siguiendo las instrucciones al pie de la letra... es decir con disciplina.

Yo no quiero morir... por eso voy a operarme.

No quiero morir ahora, no quiero morir de obesidad, no quiero morir sin haberlo intentado.

Mi alma me pide a gritos que luche, que sí puedo, mi cuerpo se esta dejando llevar porque cada día se siente mejor, aliviado con cada gramo que pierdo.

Sigo luchando por mi vida, por mi cuerpo... por mi alma... por mí.

Estoy bajando mi peso y aumentando mi fe... yo creo en Dios y es una de mis principales fortalezas para enfrentar este reto.

El amor de mi esposo y mi familia también me hace fuerte.

Amiga(o), no le temas a la cirugía... no le temas al dolor... tenle miedo a seguir como estás!!!

Lucha!!!! Levántate! Inténtalo! Busca información! Pregunta! Busca apoyo! Déjate querer! ... pero primero que nada... ¡Quiérete a tí mismo!

¡¡¡¡¡¡¡¡¡ SALVATE!!!!!!!!



Estás a tiempo! ... aún estas vivo.





anapaty74@hotmail.com

viernes, 22 de mayo de 2009

By pass GRATIS en el DF


Sueñan con adelgazar
La primer clínica de obesidad mórbida del DF abrirá sus puertas el 16 de marzo. Más de 70 candidatos, entre ellos Cinthya, Leticia y Mayra, se disputan el privilegio de hacerse gratuitamente un bypass o una manga gástrica para perder peso

Cinthya Sánchez
El Universal
Miércoles 04 de marzo de 2009
cinthya.sanchez@eluniversal.com.mx


Las que no recuerdan cuándo fue la última vez que se sentaron con la pierna cruzada; los que duermen con almohadas en la espalda porque temen morir de asfixia; las que suben cinco escalones y ya tienen taquicardia; los que no caben por la puerta de un microbús... para todas ellas y ellos hay una buena noticia: el 16 de marzo inicia el proceso para seleccionar a los candidatos a realizarse gratuitamente un bypass o una manga gástrica.

La primera clínica de obesidad mórbida en el Distrito Federal atenderá a quienes pesan entre 50% y 100% más de su peso ideal y tienen un valor mayor a 50 en el índice de masa corporal, cuando el rango habitual va del 18 al 24.9.

Esta clínica estará dentro de las instalaciones del Hospital Rubén Leñero y ofrecerá la cirugía bariátrica de manera gratuita. Serán seis cirujanos los que realicen este proyecto y tienen como meta operar a 8 mexicanos por mes.

El director de este proyecto, Francisco Campos, es uno de los 300 cirujanos bariatras que hay en México y uno de los 50 cirujanos con experiencia en bypass y manga gástrica.

Él dice que ni juntando a todos los cirujanos del país se podría operar a los mexicanos que padecen obesidad, pero que por algo se empieza.

Tomarán en cuenta el índice de masa corporal, que es uno de los criterios más importantes para conocer el estado nutricional de las personas adultas, considerando tres factores elementales: el peso actual, la estatura y el sexo de la persona. Los parámetros recomendables son de 18 a 24.9. “La mayoría de las personas que pueden someterse a la cirugía tienen un índice de 35 a 50”, dice el doctor.

Explica que serán candidatos a cirugía gratuita todos aquellos que sufran de obesidad y cuyo peso exceda los 150 kilogramos y, por supuesto, no cuenten ni con los recursos económicos para someterse a un procedimiento como éste de manera privada ni tampoco tengan seguridad social o ISSSTE.

Ya existe una lista de 70 primeros candidatos. Mayra, Leticia y Cinthya, quienes nos dieron sus testimonios, esperan recibir un sí como respuesta, “pero no todos los de la lista serán operados”, aclara el director de la clínica, pues es necesario poseer un índice de masa corporal entre 35 a 40 y tener alguna enfermedad consecuencia de la obesidad o bien, más de 40 no importando si padecen alguna enfermedad. “No operaríamos a nadie de más de 50 de índice de masa corporal, pues estaría en peligro su vida”, dice.

Malas noticias para varios de la lista, pues hay personas que están inscritas pero que tienen índices de 52 y bajar dos puntos significa perder 20 kilos, como en el caso de Cinthya, una estudiante de 21 años.

Cada cirugía le costará al Gobierno del DF unos 150 mil pesos y se harán dos procedimientos: la manga gástrica, la cual reduce la capacidad del estómago a un 80%, permite que el paciente tenga una capacidad de almacenamiento de 80 mililitros y restringe la cantidad de alimento; y el baypass, con el que se puede crear un estómago pequeño con una capacidad de 50 mililitros y es básicamente un puente que se junta con el intestino delgado logrando que no se absorban los alimentos en su totalidad.

En México el baypass se practica desde hace más de 10 años y la manga gástrica desde hace dos. En el sector salud existen grupos de cirujanos bariatras especializados en el IMSS, ISSSTE, Hospital Juárez y algunos otros. El costo de la operación va de 150 a 250 mil pesos.


Cinthya sueña con tener un hijo

Cinthya García tiene 21 años y pesa 152 kilos, no cabe en ninguna banca de la universidad. A la estética entra por la salida de emergencia porque la dimensión del torniquete no se hizo para ella. Quiere casarse, pero piensa que se vería rídicula vestida de novia con un índice de masa corporal de 52%. Su sueño es tener un hijo, pero en sus condiciones tampoco puede embarazarse, a menos que pierda peso. Sus doctores le han dicho que puede sufrir un paro respiratorio apenas se esfuerce de más.

Es obesa desde niña. La comida la ha perseguido como una droga. “Estamos en un mundo parecido al de los alcohólicos o drogadictos”, dice Cinthya, quien ha subido en un año 22 kilos. Hoy, para encontrarse con su “varita mágica”, como le llama a la cirugía del bypass gástrico —técnica en la cual se deja un pequeño estómago que se conecta directamente al intestino delgado para pasar la comida—, debe bajar 25 kilos, un reto que cree le llevará dos años aproximadamente, pues con ayuda sicológica y nutricional ha logrado bajar 17 kilos en año y medio.

Lo que más le asusta es morir, pero también seguir viviendo así. “La cuestión social a mí no me interesa, yo puedo vivir normal, pero la gente se te queda viendo porque no cabes en el Metro. Subiendo las escaleras yo me puedo morir, se me para el corazón y ahí quedé”, dice.


Leticia se sueña delgada

Leticia Juárez es trabajadora doméstica. Dice que se la pasa frente al espejo tomándose fotos con su teléfono celular, sólo del rostro, así evita que la imagen refleje sus 145 kilos. A veces se sueña delgada. Se emociona sólo de pensar que un día despertará, se verá al espejo y se tomará una imagen de cuerpo completo.

Para ella, la cirugía bariátrica también es una solución. La primera vez que supo de ella estaba planchando y viendo un programa de televisión donde el invitado era un cirujano bariatra que pedía al público llamar por teléfono y pedir informes sobre la operación. “Apunté el teléfono con mucha ilusión, pero cuando me dijeron que costaba 45 mil pesos, ¡no, ‘pos’ qué ilusiones!, si apenas la vamos pasando con lo que yo gano y con lo que gana mi marido”, dice.

No se recuerda delgada. Tiene 40 años y dice que siempre ha sido gorda; han pasado los años y su cuerpo ha crecido hacia los lados, sus rodillas le duelen, pues no aguantan el peso. No puede subirse a los camiones sin ayuda. En su trabajo no deja de sudar y tiene que darse un tiempo para recuperar la respiración cada vez que barre una casa ajena.

Mayra sueña con dormir tranquila

Mayra Hernández tiene 31 años y resume la obesidad simplemente como un osbtáculo que le impide ser feliz. “Yo fui una niña extremadamente delgada, es más, de adolescente fui muy delgada, el problema estuvo cuando nació mi hijo, pues después de tenerlo subí 30 kilos”, cuenta.

Pesa 152 kilos y llegó a este límite atrapada en un círculo vicioso. “Empiezas a vivir el rechazo de la gente, caes en depresiones, todo se te sale de control, es una enfermedad que ataca tu cuerpo, ataca tu entorno, te impide crecer profesionalmente, porque a lo mejor eres la niña inteligente, y todo muy bonito, pero las oportunidades no se las dan a los gordos”, dice.

Tiene seis meses visitando el consultorio de una nutrióloga, ha logrado bajar muy poco de peso. Sabe que necesita ayuda profesional porque no sólo se trata de comer bien y hacer ejercicio, es más, “eso es imposible, con esta obesidad no puedes ni caminar, tratas de hacerlo y ya te están tronando las rodillas, incluso te lastimas el arco del pie y hasta la columna”.

De plano ya no puede ni dormir, escucha cómo deja de respirar en las noches, tiene que dormir sentada.

“La gente cree que soy golosa, que no tengo fuerza de voluntad, pero esta enfermadad te atrapa y no puedes. Yo necesito la ayuda de los doctores y de la gente que me ama, y no es verdad que los gorditos somos felices, vivimos rechazados, esa es la realidad”, dice Mayra.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Una razón más para no tomar refresco de cola


Consumo excesivo de refrescos de cola puede causar parálisis

MÉXICO, D.F., mayo 20 (EL UNIVERSAL).- El consumo excesivo de bebidas de cola puede provocar problemas musculares que van desde debilidad hasta parálisis, advirtió un nuevo estudio realizado por científicos griegos.
En el trabajo, publicado en la International Journal of Clinical Practice, se señala que esto se debe a que la cola puede causar una reducción peligrosamente baja de potasio en la sangre.
Como ejemplos se da cuenta del caso de un granjero australiano que necesitó de cuidado intensivo por parálisis pulmonar después de beber entre 4 y 10 litros de cola al día. Una vez que se le restringió esta bebida, el paciente logró recuperarse.
También se menciona el caso de una mujer embarazada que consumió regularmente hasta tres litros diarios de refresco de cola durante seis años y se quejaba de debilidad, pérdida de apetito y vómito persistente. Su electrocardiograma reveló que tenía latidos irregulares, probablemente causados por una caída en los niveles de potasio.
El doctor Moses Elisad, del Departamento de Medicina Interna de la Universidad de Ioannina, en Grecia, quien dirigió el estudio, asegura que las personas cada vez consumen más bebidas gaseosas que pueden llevar a problemas de salud.
"Hemos identificado varios problemas de salud como problemas dentales, desmineralización, el desarrollo del síndrome metabólico y diabetes".
El consumo excesivo del refresco de cola, afirma, puede conducir a hipocaliemia, un trastorno en el que bajan los niveles de potasio en la sangre, causando un efecto adverso en funciones musculares vitales.
En el estudio, del que da cuenta la BBC Mundo, se menciona que el potasio que se obtiene a través de los alimentos es un mineral que ayuda a los nervios y los músculos a comunicarse, mientras que los riñones se encargan de eliminar el exceso de éste a través de la orina para mantener un equilibrio apropiado del mineral en el cuerpo.
Advirtió también que un nivel demasiado alto o demasiado bajo de potasio en la sangre puede causar varios trastornos, algunos muy graves.
Estos males, en especial la hipocaliemia, pueden ser causados por el consumo excesivo de los tres ingredientes más comunes en las bebidas de cola: glucosa, fructosa y cafeína.

martes, 19 de mayo de 2009

Vistien este sitio!

http://www.mibypassgastrico.com/

Levantarme del suelo


Hoy día me faltan justamente 70 días para mi cirugía y espero con tranquilidad. Sigo poniendo orden en mi vida.
Hoy una linda amiga llamada Marisa me escribió de Monterrey y me comentó sobre un accidente que tuvo, una caída.
Me hizo recordar un triste episodio de mi vida que hoy quiero compartir.
Ocurrió hace más o menos un año, salí de bañarme y entré a mi habitación lista para terminar de arreglarme, era un sábado y me encontraba sola.
Mi esposo estaba trabajando y al llevar las sandalias mojadas me resbalé y caí cuan larga y pesada soy. Quedé ahí tirada junto a la cama.
Desde hace años por otra caída que tuve se me desarrollaron dos hernias de disco en la espalda, mismas que se han ido agravando con el peso al correr de los años.
Esa mañana que me caí me dolía todo mi cuerpo, el dolor en mi espalda era insoportable y mis rodillas dolían también.
Afortunadamente no hubo consecuencias graves, es decir no me rompí ningún hueso.
Pero me pasó algo más doloroso y sobre todo vergonzoso.
Me quedé ahí tirada casi dos horas... en la frialdad del piso y solo con una bata de baño encima. No podía levantarme, no podía ponerme de pie.
Fue terrible, primero pasé del dolor al pánico. Por más esfuerzos que hacía mi cuerpo era incapaz de responder.
Me eché a llorar como una Magdalena y me reprochaba a mí misma cómo era posible que terminara en algo así!
Lloré tanto que me quedé dormida en el suelo porque no me pude levantar. Me hice esa mañana la promesa de que esto no podía volverlo a pasar. Que tenía que hacer algo por mi...
Luego de dos horas llegó mi esposo, me encontró ahí y pensó que estaba muerta!
Yo ni siquiera oí cuando entró, hacía frio y casi me da hipotermia, dice que tenía los labios morados y tardé en despertar.
Se asustó muchísimo y cuando yo abrí los ojos solo recuerdo su rostro bañado en lágrimas de angustia.
Me abrazó fuerte y me preguntó que había pasado, le dije que me había caido hacía horas y trató de levantarme, pero no pudo, me sentí todavía peor.
Me sentía muy lastimada no solo en el cuerpo, también en el alma.
Entonces él acercó una silla para que me apoyara en ella y con mucho esfuerzo me ayudó y por fin me puse en pie.
Quería llamar a un médico pero yo solo quería descansar. Me tomé una pastilla y me arropé bien, ya no salí en todo el día.
Estuve deprimida varios días luego de ese episodio.
Ese día me prometí que recuperaría mi cuerpo, mi vida... la promesa quedó olvidada en cuanto se me pasó el dolor...
Pero ahora la retomo, no volveré a caer y a quedarme ahí... tengo que salir adelante!
Se que puedo y esta vez tengo todo para hacerlo. Mi cirugía será como aquella silla que mi esposo acercó para apoyarme y con él de la mano puedo con lo que sea.

Dicen que lo importante no son las veces que caes... sino que sepas levantarte.

Abrazos para todos y gracias a los que me escriben.

Ana Paty

anapaty74@hotmail.com

domingo, 17 de mayo de 2009

viernes, 15 de mayo de 2009

La decisión del águila


El águila es el ave con mayor longevidad de esas especies. Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40, debe tomar una seria y difícil decisión.

A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas gruesas. ¡Volar se hace ya tan difícil! Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará 150 días.

Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo.

Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo en el que dura meses prácticamente sin comer, con el nuevo pico entonces desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a arrancarse sus plumas viejas, todo este proceso de renovación es sumamente doloroso y dificil... pero necesario.

Después de cinco meses de sufrimiento, abre sus alas de nuevo y sale para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más en perfectas condiciones.

Situaciones parecidas nos suceden a lo largo de la vida. Hay momentos en los que parece que ya hemos dado todo lo que teníamos. Pareciera como si hubiéramos agotado nuestra creatividad y que ya no tenemos mucho que aportar.

Nuestra vida suele verse gris y envejecida. ¡Estamos en un punto de quiebre! O nos transformamos como las águilas o estaremos condenados a morir.

La transformación exige, primero, hacer un alto en el camino, tenemos que resguardarnos por algún tiempo. Volar hacia lo alto y comenzar el proceso de renovación.

Solo así podremos desprendernos de esas viejas "uñas y plumas" para continuar un vuelo de renacimiento y de victoria.

Y ¿cuáles son esas plumas y uñas de las que tenemos que desprendernos? Pues, cada uno puede identificarlas fácilmente en sus vidas: son aquellas actitudes, vicios y costumbres que nos impiden el cambio, que nos atan al pasado, a la mediocridad a la falta de ánimo para empezar la lucha.

En otros puede tratarse de enfermedades, resentimientos, complejos, que nos nublan la vista y la capacidad de ser objetivos con nosotros mismos.

Debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causan dolor.

Solamente libres del peso del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.

LEVÁNTATE!!! ES EL MOMENTO DE UNA RENOVACIÓN!

HAGÁMOSLO JUNTOS!

Abrazos para todos

Ana Paty


anapaty74@hotmail.com

jueves, 14 de mayo de 2009

martes, 12 de mayo de 2009

Tenemos el mismo plan!


Alessandra Rampolla se hace un by pass gástrico y baja 35 kilos
La conductora que más sabe sobre sexo bajó mucho de peso gracias a la operación. Rampolla aclaró que piensa subir de peso nuevamente, porque tiene planes de tener un hijo. Dijo que la operación no fue por razones estéticas, sino por salud. La operaron los mismos médicos que a Maradona.

Alessandra bajó más de 35 kilos.Alessandra Rampolla sorprendió a todos con nuevo look y figura. Es que la sexóloga portorriqueña más conocida de la televisión se sometió a una operación de by pass gástrico. A partir de la intervención, Alessandra logró bajar nada menos que 35 kilos.

Sin embargo, planea subir de peso en el corto plazo, porque quiere quedar embarazada, confesó a la revista 7 Días. "Me operé para poder tener un bebito más adelante", contó y agregó que la operación no fue por una cuestión estética, sino para llegar a un peso saludable.

Hasta que tomó la decisión, admitió Alessandra, la comida dominaba sus rutinas y estaba presente todo el tiempo. "Me hice el by pass gástrico en Colombia con los mejores médicos, que son los mismos que operaron a Maradona", contó Rampolla.

Quienes ya la vieron en público aseguran que la autora de "La diosa erótica" se ve totalmente distinta!!!

Si ella puede, yo también!


Esta es una fotografía de archivo de Georgia Davis de Aberdare, cuando tenía 15 años y pesaba 231kilogramos.
A los 16 años, la adolescente británica, apodada como “la niña gordita”, había recibido ya la advertencia de los médicos del Reino Unido que su peso podría matarla.
Así que se inscribió en la academia en Carolina del Norte el pasado mes de septiembre y en tan solo siete meses logró eliminar alrededor de 84 kilogramos, en fotografia de arriba (derecha), vemos su avance al perder peso.

Esperemos que siga bajando peso, por el bien de su salud, y claro que es posible!

miércoles, 6 de mayo de 2009

Aprendiendo a luchar


Lo confieso, he estado un poco deprimida. Hace 10 días me dijeron que me operarán hasta dentro de 3 meses y no he podido evitar sentirme triste.

El día que vi al doctor me dijo que continuara este tiempo trabajando en la modificación de hábitos y pues aunque era algo que no se me complicaba antes, éstos últimos días me han resultado difíciles.

Antes cuando me deprimía o tenía algún problema cometía el grave error de ir a comer algo rico, algo que me gustara mucho y sí, olvidaba mi tristeza pero sólo mientras comía y le cumplía el capricho a mis papilas gustativas, porque al terminar mi estómago protestaba y mi conciencia no me dejaba en paz en días.

Es terrible sentirse mal con uno mismo, querer esconderte de ti mismo. Alguna vez tuve el absurdo sentimiento de que quería que siempre fuera de noche, para solo dormir y no tener que salir de la casa.

En mi vida he pasado por diferentes etapas de depresión, por diferentes causas pero siempre desembocan en el mismo conflicto, mi enfermedad.

En los límites que me impuso, en los rechazos que sufrí, en las burlas que he tenido que tragarme junto con las lágrimas. A veces el ser como un payasito que detrás de la sonrisa esconde una profunda tristeza.

Me llama la atención que la gente que me conoce en persona diga que es dificil creer que una persona como conozca la depresión, pues sí... la conozco y bastante bien.

Generalmente trato de dar lo mejor de mí en todas partes donde estoy, trato de proyectar alegría, tranquilidad y optimismo. Me gusta transmitirle buena vibra a los que me rodean, o a los que en algún momento entran en mi vida aunque sea de forma pasajera.

Me he esforzado tanto por causar siempre una buena impresión, porque se que mi apariencia no me ayuda, entonces he pulido mucho mi personalidad, generalmente platico mucho, pero también se escuchar.

Mi gusto por leer me ha permitido también aprender a expresarme, incluso en público, que regularmente ante una primera impresión me descartan, pero al escucharme hablar empiezan primero a reconocer lo que hay en mi interior, aunque también muchas de las veces terminan pensando... "Qué lástima que sea gorda, es tan bonita, tan inteligente"... lo se porque me lo han dicho... no una, sino muchas veces.

Y eso lejos de ayudar... duele.

Ahora mismo estoy pasando por una etapa de tristeza, no se si sean las hormonas jajaja o qué, pero me siento así, decepcionada de que no me queda más que esperar a que se llegue la fecha.

Antier cometí un error, llegué a casa triste y mi primera reacción fue decir que tenía hambre, calenté comida que había quedado del mediodía y me la comí. Me seguí con un pan con queso crema y un vaso de leche, por primera vez en cuatro meses me sentía insaciable y muy triste...

Mi esposo me veía confundido, no sabía si frenarme o dejar que yo sola reaccionara.

Al final, terminé llorando en la mesa. Le dije que me sentía muy mal, muy desesperada, confundida, no sabía porqué estaba reaccionando así.

Me sentí muy mal conmigo misma, sentí que me fallé. Él sólo me miraba, estoy segura que no sabía que decirme, temía que yo estallara en cólera y me pusiera peor. Sólo me tomó de la mano y la besó.

Me dijo, que no me angustiara, que mañana volvería a empezar. No le contesté, me sentí enojada con él, como si tuviera la culpa de mis sentimientos, sentí que él debía frenarme, regañarme, no se...

Me fui molesta a dormir y él pacientemente ya no me dijo más. En la madrugada desperté y me di cuenta que no estaba dormido y le pedí perdón. Me dijo que no era a él a quien debía pedir perdón, que debía perdonarme a mi misma por haber cenado lo que no debía.

Ha sido una prueba muy dura, pero tengo que superarla. Porque de ahora en adelante tengo que ser fuerte y sobre todo comprender que la comida no es ni nunca será un consuelo, no es ni nunca será un antídoto contra la depresión.

Ahora tengo que buscar opciones para sacar mi estres, mi tristeza, aún no puedo hacer deporte porque mis 158 kilos y dos hernias de disco en la espalda me lo impiden.

Anoche de nuevo llegué triste y ansiosa, pero fui fuerte y cené solo lo que correspondía. Después de eso me sentí bien conmigo misma, empecé a sentirme fuerte otra vez, me di cuenta que había concluido el día y esta vez no me fallé.

Me dijo mi esposo que debía seguir la filosofía de los alcohólicos, que tal vez me serviría, recordé un reportaje que vimos hace tiempo al respecto y me vino a la mente esa frase tan util que dice:

"Sólo por hoy"

Así que decidí hacerlo así, poner mis metas más cortas, ya no pensar en los tres meses y pensar solo en hoy. Solo puedo controlar mi día a cada minuto, sólo por hoy, comida por comida, momento a momento.

Estoy aprendiendo a luchar, a vencer las tentaciones, a controlar la ansiedad que me hizo enfermarme de obesidad.

Me esta costando mucho pero ahora veo porqué Dios postergó mi cirugía, tal vez aún no estoy tan lista como yo pensé si este episodio me ocurre después de la operación puede ser fatal, porque si consumo un alimento prohibido me podría hacer un daño grave, así que debo aprender a controlar estas crisis.

Hoy estoy aún triste pero ya más tranquila y segura de que no puedo tampoco exigirme tanto, que de la mano de Dios y Sólo por hoy, iré caminando cada paso de este largo camino que decidí tomar.

Dios solo te pido que me des serenidad, dame paciencia, dame valor.

Gracias Dios porque mi esposo es bueno y paciente!

Sólo por hoy... así será.

Paty


anapaty74@hotmail.com